27 nov 2013

Sueños de un barrio


         
        Soñar es como un paseo por el parque:  el aire puro, la alegría, los juegos, todo es verde, el compartir, la espontaneidad, la inocencia. Es compartir todos la armonía, es como una felicidad que nos baña, es hacer proyectos juntos; un mañana que comienza en el hoy. ¡Los sueños se pueden hacer realidad!

Soñar como lo hacía Crucita Henriquez, madre y viuda de 51 años: una negrita dulce, secretaria de un colegio parroquial, y con un corazón de oro, militante en los grupos cristianos de base, de su barrio el Molino, zona marginal del oeste de Caracas. Desde lo hondo de su ser y con la sabiduría de su experiencia eclesial, expresa de forma realista:

“sueño con un barrio donde todos nos saludemos y nos queramos. Que nos organicemos, y que de una forma creativa, acabemos con la violencia y la inseguridad. Que nos esforzáramos por mejorar la calidad de nuestro barrio; donde donde no existieran tantos juegos de azar, remate de caballos y lotería, y fuésemos verdadera presencia solidaria en las necesidades de nuestros vecinos.
Un barrio donde los niños y jóvenes tengan la alternativa de disfrutar de juegos deportivos y recreativos, sin el temor que vengan los delincuentes con sus armas… un barrio donde se estreche los lazos de amistad, donde como cristianos nos comprometamos como la Iglesia que somos”
¿Crees que los sueños pueden hacerse realidad? ¿Cómo podríamos realizar este sueño de Crucita para el barrio?

Soñar, como Crucita, es exigir la justicia social, sueño incesante de Israel, anhelado y esperado por sus voceros: “El Señor gobernará las naciones y enderezará a la humanidad. Fabricarán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas, una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra” (Is 2,4); “Actúen siempre con sinceridad, sean buenos y compasivos con sus hermanos. No opriman a la viuda, ni al huérfano, no anden pensando cómo hacerle mal al otro” (Za 7,9-10).

Todo sueño de justicia social es utopía, pero Jesús con su vida nos muestra, que esta utopía del Reino de Justicia, se construye por medio de la solidaridad y el servicio: “Uds saben que los jefes de las naciones se portan como dueños de ellas y que los poderosos las oprimen. Entre Uds no será así; al contrario, el que aspire a ser más que los demás, se hará servidor de Uds” (Mt 20, 25-26).

Jesús es el gran soñador de una sociedad igualitaria, fraterna y justa; fruto del esfuerzo de cada uno y de la presencia de Dios  a través de la comunidad (Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16). Todo sueño es realidad cuando siento que cada persona es mi hermano y hermana. ¿Qué opinión te causa el sueño de Israel y de Jesús? ¿De qué modo y cómo podemos comprometernos por la justicia social?

                               

2 comentarios:

Alejandro Bagnoli dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alejandro Bagnoli dijo...

Comparto el sueño de la Sra. Crucita Henriquez.