En el Nuevo Testamento la sanación
(milagro)[1],
significa “la curación corporal y
espiritual de la persona”, y se aplica específicamente a las curaciones
milagrosas de Jesús y sus discípulos, un
hecho admirable realizado con el poder de Dios. Podemos reagrupar los milagros
en: signos y prodigios, exorcismos, curaciones y resucitaciones (o reanimación
de muertos).
En el mundo greco – romano, los
milagros (sanaciones y exorcismos) pertenecen a la religiosidad popular,
son tradiciones populares. Como
ejemplo, encontramos santuarios
dedicados a dioses milagrosos, como Isis y Esculapio[2].
Como personajes sanadores se recuerdan a: Orfeo, Museo, Abráis, Epiménides,
Aristeas de Proconeso, Pitágoras, Empédocles, Vespasiano, y el más renombrado
Apolonio de Tiana[3],
quienes utilizan gestos (imposición de manos, tocamientos y otros), oraciones
(oráculos), conjuros (exorcismos), sustancias naturales y otros medios, para la realización de la sanación.
Otro grupo de personajes que se
destacan en la sociedad imperial son los Hombres
divinos[4],
figuras populares, quienes ejercieron influencia sobre el pueblo por su rol de
curanderos, su prestigio y habilidades
sanatorias; entre ellos tenemos: los videntes, adivinos, sacerdotes de los
oráculos, ministros de ritos expiatorios, magos, milagreros, profetas,
cantores, jefes, reyes, fundadores de ciudades, legisladores, sabios y
filósofos. Como ejemplos tenemos a: Heracles, Sócrates, Platón, Crisipo,
Epicuro, Diógenes, Menécrates de Siracusa (medico).
Los males que curan son: daños del
rostro y de la boca, mudez, cálculos renales y biliares, embarazos
excesivamente prolongados, calvicie, hidropesía, tumores, parásitos, lombrices,
cefalalgias, esterilidad, tuberculosis, escrófulas, heridas por armas y ceguera
.
Para concluir esta descripción de lo
que es la sanación, presentamos a continuación la enumeración de diferentes
sanaciones o milagros realizados por Apolonio de Tiana[5], en el contexto del siglo I d. C., para
comparar la relación con los milagros del Nuevo Testamento. Entre los milagros
de Apolonio tenemos:
1) Relatos de
milagros: libra a Éfeso de una plaga, realiza exorcismo a un joven poseso,
desenmascara en Corinto a una joven posesa, reanima a una joven muerta en su
día de bodas, demuestra la inocencia de un condenado a muerte antes de su
ejecución, reconoce en un león manso la reencarnación del rey Amasis de Egipto,
purifica a un homicida inocente, apacigua a un sátiro[6] asesino en una aldea de Etiopía, propicia que
un padre de familia encuentre un tesoro que servirá de dote para sus hijas,
mediante sacrificio a los dioses calma seísmos[7] en las ciudades del Hesponto, ayuda a que
enamorado de la estatua de Afrodita tenga cordura, cura a joven con rabia y su
perro.
2) Relatos
de predicción: predice muerte del gobernador de Cilicia, anuncia a Damis
duración de su estancia en Babilonia, anuncia peste a los habitantes de Éfeso,
vaticina peligro a Nerón y que detentará el poder romano, vaticina naufragio de
una barca, la restauración del templo de Júpiter Capitolino, la forma en que
morirá el emperador Tito, que Nerva (senador romano) será emperador, la muerte
del emperador Domiciano.
Otros personajes quienes realizaron
milagros fueron: Empédocles, quien efectúa la salvación de una mujer quien permaneció en cama durante 30 días sin respiración y sin pulso.
Le obedecían el viento y la lluvia y llego a suprimir con éxito las emanaciones
malignas de un río. De Menécrates de Siracusa se decía que curaba paralíticos.
Epiménides de Creta, libró a Atenas de la peste. Sobre el emperador Vespasiano,
se indica que curó en Egipto a un cojo, untándole su saliva en los ojos y
dándole una patada en la pierna tullida.
Esta visión global sobre los milagros en el
mundo greco – romano, representa un telón de fondo para describir los milagros
en el Nuevo Testamento y específicamente en el Libro de los Hechos de los
Apóstoles.
Acerca de los milagros de Jesús y sus
discípulos, en el Nuevo Testamento se describen alrededor de 49 milagros, sobre
todo en los Evangelios Sinópticos y los Hechos de los Apóstoles, los cuales se
pueden resumir en: señales y prodigios, exorcismos, curaciones y reanimaciones
de muertos. Entre los hacedores de milagros se tienen: Jesús, los discípulos,
Pablo, los partidarios de los fariseos (Lc 11,19), un personaje anónimo que no
pertenecía al grupo de los discípulos (Lc 9,49), y diversos miembros de las comunidades
cristianas primitivas que tenían el don de curación o de exorcismo (1 Cor 12,9.
10. 28 – 38; Sant 5, 14 – 16).
Mirando al sistema sanitario del imperio
romano, como el de Palestina estaba, se observa que el mismo estaba organizado
en tres sectores institucionales: popular, profesional y étnico; de acuerdo a
si se trata de la familia y los parientes (la cultura popular), la institución
médica especializada y las medicinas alternativas, muy relacionadas con el
sector popular. Cada uno de estos sectores atiende al enfermo según su
especificidad y práctica, es decir, la familia representa la atención primaria
dada por los lazos parentales y las tradiciones familiares; la medicina
especializada, utiliza el tratamiento científico; la medicina étnica o
alternativa, se refiere a la curación por razón de los medios naturales y
similares, con una fuerte carga mágico – religiosa. A este grupo pertenecen los
sanadores populares, quienes utilizan los exorcismos y la magia entre sus
terapias. En él se ubican Jesús y sus discípulos, son sanadores populares, muy
cercanos al pueblo, siendo muy apreciados por el mismo.
Otro aspecto a destacar es la diferencia entre
las sanaciones de los seguidores de Jesús y los taumaturgos greco – romanos.
Las curaciones de los primeros cristianos se realizan en el nombre de Jesús[8], a
plena luz del día, de ejecución inmediata y a la vista de todos, mostrando lo
relevante de la fe y el testimonio. Simbólicamente el sanador utiliza
materiales rudimentarios (saliva, lodo), la curación posee una honda carga
alegórica y gestual (imposición de manos, untar los ojos y la lengua, tocar),
con la fuerza de la palabra y la oración.
Vamos ahora a enfocarnos en los milagros del
Libro de los Hechos de los Apóstoles; encontramos que son variados y abarcan la
historia que narra el libro, suman 15 milagros. Se describen dos exorcismos: la
muchacha exorcizada (16,16 – 18), los siete hijos de Esceva (19,11 – 17); seis
curaciones: el cojo del templo (3,1 – 11), el paralítico de Lida (9,32 – 35),
la reanimación de Tabitá (9,36 – 42), el cojo de Listra (14,8 – 10), la
reanimación de Eutiques en Tróade (20,9 – 12), fiebre y disentería en malta
(28,8 – 9); cuatro salvamentos: los apóstoles liberados de la prisión (5,19 –
20), Pedro liberado de la prisión (12,3 – 9), Pablo y Silas liberados de la
prisión en Filipos (16,23 – 40), Pablo salvado del naufragio (27,6 – 44); tres
milagros de legitimación: Ananías y Safira (5,1 – 11), el mago Elimas queda
ciego (13,6 – 12), Pablo salvado de víbora (28,1 – 6) .
A simple vista, de modo general se
destacan algunos elementos comunes en estos milagros del Libro de los Hechos de
los Apóstoles:
1. Los destinatarios de los milagros, son
personas humildes y a veces de fe: cojos de nacimiento, discípula cristiana
Tabitá, padre del gobernador Publio, joven Eutico, esclava poseída.
2. Los hacedores de los milagros, son
personajes principales de las comunidades cristianas de Jerusalén y Antioquia,
llenos de fe y de Espíritu, sanadores populares: Pedro y los apóstoles,
Bernabé, Pablo.
3. La actuación de Dios por medio de los
sanadores populares, se da por la invocación del nombre de Jesús o sencillamente enviando al Ángel del Señor,
quien guía el milagro con palabras y gestos.
4. Los casos resueltos son prácticamente
incurables: los cojos de nacimiento, ocho años de paralítico, muerte de Tabitá
y Eutico.
5. Los milagros realizados poseen un honda
carga simbólica, expresada en palabras y gestos: fijando la mirada, de un
salto, al instante, oración, impuso las manos, se puso de rodillas, se hecho
sobre él, se produjo terremoto, se soltaron las cadenas.
6. Los prodigios cumplidos transmiten clima
de paz y alegría, presencia de Dios, invitan a la conversión, con gran sentido
de evangelización: tengo fe en Dios, anunciaron, se alegró con toda la familia
por haber creído en Dios, lleno del Espíritu Santo, creyó impresionado, gran
temor se apoderó de todos, fue glorificado el nombre del Señor, muchos que
habían creído venían a confesar y declarar públicamente sus prácticas, entró
andando, saltando y alabando a Dios, quedaron llenos de estupor y asombro, lo
vieron y se convirtieron al Señor.
7. La ubicación geográfica de los milagros,
permite abarcar Palestina, Asia menor, Grecia, Chipre, Italia, Los milagros se
efectuaron en: Jerusalén, Lida, Jope, Listra, Éfeso, Tróade, Filipos, Pafos.
Estas características de las sanaciones en el
Libro de los Hechos de los Apóstoles, hace ver la importancia de estos
acontecimientos en la vida de las comunidades cristianas de los orígenes, hasta
tal punto que se convirtieron en tradiciones y memorias populares, para
finalmente quedar registrados con una intención claramente teológica: la
llegada del Reino de Dios, o mejor dicho, la presencia del Reino de Dios
actuada a través de las sanaciones y los exorcismos.
Queremos dar algunas conclusiones
después de este panorama sobre las sanaciones en el Nuevo Testamento. Los
milagros neo testamentarios son curación de la vida, porque devuelven la
esperanza, recobran la dignidad de la persona, reintegran en la sociedad,
revelan a un Dios justo y sin discriminaciones, que opta por los pobres, un
Dios que se hace solidario, compasivo y misericordioso, quien actúa en los
sufrimientos humanos, reintegrando en la comunidad religiosa.
Su poder es radical, destruye la raíz de todo mal:
los demonios; comprometiendo a los sanados en la misión y evangelización, desde
el sentido de la solidaridad, en la construcción de la comunidad de hermanos,
con la fuerza del Espíritu y la contundencia del testimonio. Esto lleva a la paz y a la alegría, en un
proceso de conversión y de amor.
[1] Sanación viene de la palabra griega: terapeuo, que significa un tratamiento o terapia que restituye la salud física y
espiritual.
[2] Se habla de más de 300 santuarios esparcidos por el imperio romano,
desde el siglo tercero antes de Cristo. Esto significa una práctica – costumbre
habitual en toda la geografía imperial.
[3] Algunos de estos personajes son filósofos griegos, escritores, militares
que viven en diferentes localidades y en distintos años, lo que indica que la sanación fue una
práctica conocida por todo el imperio.
[4] El Hombre Divino, lo es por su relación con Dios, por ser hombre
inspirado, por ser hombre virtuoso y sabio, por ser hombre extraordinario,
posee dotes admirables y fenomenales.
[5]Fue un filósofo neo pitagórico contemporáneo de Jesucristo, a quien
se le atribuyen grandes prodigios. Buscando crecer en conocimiento y
sabiduría, viajo por todo el imperio
romano visitando los sabios de la antigüedad: persas, hindúes, egipcios. Su
vida se convierte en legendaria.
[6] Figura
de la mitología griega, forma de hombre y cabra, que conquista y hace el amor
con jóvenes doncellas.
[8] En
nombre de Jesucristo aparece en Hch: 3,6. 16; 4,10. 17. 18. 30; 5,40; 8,12. 16;
10,48; 15,26; 16,18; 19,5. 13. 14 – 16. 17. 21. 27. 28; 21,13; 22,13.16; 22,16.
Para Lucas, “en nombre de Jesús”, hace
presente real y efectivamente al mismo Jesús. Uno pone la fe en su nombre, es
bautizado en su nombre; los milagros son realizados por medio de su nombre y la
salvación se encuentra en su nombre; los discípulos predican su nombre y sufren
por él.
1 comentario:
Gracias padre muy interesante!!! Bendiciones!!!
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