“Soy morena y hermosa”
(Cant 1,5). Así se
describe la mujer amada del Cantar de los Cantares, es la afirmación radical de
su persona, de su vida, de su existencia: morena y hermosa, donde se sostiene,
se define, se proyecta. Significa su plena realización y perfección[1].
La amada del Cantar es una campesina
humilde, sin adornos y atavíos, pero profundamente enamorada, vehementemente
enamorada; donde la belleza de su persona, además de su frescura de mujer
mediterránea, la expresa totalmente a través del amor:
Que me bese con los
besos de su boca.
Son mejores que el vino
sus amores,
exquisito el olor de tus
perfumes,
tu nombre es aroma que
se expande,
por eso te aman las
doncellas.
Llévame contigo,
¡corramos!
Condúceme, rey mío, a
tus alcobas,
para alegrarnos y gozar
contigo,
y gustar tus amores más
que el vino.
¡Por algo se enamoran de
ti! (Cant 1,1-4)
El amor la hace ser persona, le proporciona
su plenitud y belleza: “si no tengo amor
nada soy” (1 Cor 13,3). Pero es un amor plenamente correspondido por el
amado:
Me has robado el
corazón,
con una sola mirada de
tus ojos,
con una sola perla de tu
collar.
¡Que hermosos son tus
amores,
hermana y novia mía,
son mejores que el vino
tus amores!
Y el olor de tu
fragancia,
mejor que todos los
perfumes.
Miel destilan tus
labios, novia mía:
y tienes leche y miel
bajo tu lengua (Cant 4, 9-11)
El Cantar de los Cantares es una poesía
de amor humano apasionado, erótico, correspondido, sublimado, ilimitado; donde
la mujer como amada revindica su derecho al amor y al amar, por eso lanza
piropos a la belleza del amado, como varón:
Mi amado
es apuesto y sonrosado…
Sus ojos
son como palomas al borde del agua...
Plantío
de balsameras sus mejillas…
Sus
labios, lirios que destilan mirra.
Sus
brazos como cilindros de oro…
Su
cuerpo, marfil pulido
cubierto
de zafiros.
Sus
piernas como columnas de alabastro...
Su porte
como el del Líbano,
gallardo
como los cedros.
Su boca
es la dulzura misma,
Y todo él
es un encanto (Cant 7,10-16)
Ella se entrega
total y pacíficamente al amado quien le corresponde: “Mi amado ha entrado fácilmente, se ha deslizado fácilmente entre mis
labios. Yo soy de mi amado quien me desea” (Cant 7,11). El amor es su fuerza y su valor, la hace fiel, sin miedos,
prejuicios, limitantes. Se siente
alegre, bella, joven, soñadora, abierta al amor y a la vida, libre en la libertad que da el amor
correspondido. Tiene su certeza:
“Mi amado es para mí, y yo para mi amado”
(Cant 2,16; 6,3; 7,11). Por eso toda ella es paz, seguridad, madurez,
realización, plenitud, transparencia, autonomía, armonía.
La mujer más
bella del Cántico, es la Imagen de una mujer libre y liberadora, quien denuncia
a la mujer objeto de nuestra sociedad, y reclama para ella, desde su
experiencia su dignidad, su protagonismo, su inclusión. El amor es su sentido y
su fuerza para vivir, para crear, para soñar, para construir, para ser.
Detrás de este
amor primigenio, ciertamente está Dios, “Y
creó Dios al hombre a su imagen…varón y mujer de los creo” (Gn 1,27); el
cual se realiza en los amados y esposos
del Cantar, demostrando la belleza, igualdad y dignidad del amor humano en
pareja. Pero ella, la Mujer más Bella del Cántico Bíblico lo es realmente en lo estético, en las formas y
perfecta en los valores, en el espíritu, en su ser de mujer realizada por el
amor de Dios: “Los océanos no podrán apagar el
amor, ni los ríos extinguirlo” (Cant 8,7).
Qué opinas de esta reflexión? Qué mensajes te deja? A qué te compromete?
[1]
El color moreno de esta mujer se debe a pasar muchas horas al sol en el cultivo de la viña, donde
fue explotada. (Cant 1,6). A pesar de esto su color tostado, le da una belleza inaudita, admirable,
sorprendente,
No hay comentarios:
Publicar un comentario