10 jun 2016

LIDIA: MUJER DE BARRIO, IGLESIA DE DIOS

En la Iglesia de los orígenes la mujer ejerció un papel vital como lo muestran los pasajes del Nuevo Testamento: María de Nazaret (Lc 1,46-56; Jn 2,1-12), María Magdalena (Lc 8,1-2; Mt 28,1-8; Jn 19,25-27), unidas en la oración (Hch 1,14), Tabitá (Hch 9,36-39), profetizas de Cesárea (Hch 21,8-9), Priscila (Hch 18,26), Febe-Priscila-María-Junia-Trifena y Trifosa-Pérside-Julia (Rom 16,1-16), Loida y Eunice (2 Tim 1,5), Evodia y Síntique (Flp 2).  Una de estas mujeres fue Lidia de Tiatira que aparece narrada en Hch 16,11-15. De ella sacamos el siguiente mensaje.

Fue nativa de la ciudad de Tiatira, en el Asia menor, donde aprendió de la comunidad judía allí establecida su profesión de trabajadora de la purpura y su devoción al judaísmo (Hch 16,14). Emigró a Filipos, ciudad comercial, politeísta y de gobierno romano en macedonia, donde atareaba como teñidora y comerciante de la purpura. Su casa fue centro de trabajo, unida con otras trabajadoras. Los sábados se dirigían al rio Gánguiles, para celebrar sus devociones judías (Hch 16,13).
Un sábado que ejercían su piedad, se les aparecieron Pablo y Silas, quienes comenzaron a predicarles; entonces el Señor tocó el corazón de Lidia, la cual fue bautizada con las demás.  Luego de exigir a Pablo confianza en su vivencia cristiana, los hospedo en su casa (Hch 16,14-15). El pasaje muestra a Lidia como una mujer creyente, emigrante, extranjera, quien trabaja para subsistir, líder comunitaria; su casa  se convierte en centro de trabajo y de su cristianismo.
LA LIDIA DE LOS BARRIOS DE CARACAS
Es la humilde madre soltera, arrejuntada, casada. Por su tradición familiar creyente, comunitaria, solidaria, comprometida socialmente. No terminó la primaria, se fue formando conforme la vida la fue llevando, posee  la sabiduría  del sacrificio, de la experiencia, su fuerza es la maternidad. Procede de muchos pueblos y barrios de Venezuela. Llegó a la capital buscando mejoras en su subsistencia. Tempranamente se llenó de hijos y hubo de trabajar para subsistir, desempeñándose como doméstica, buhonera, cuidadora de niños, obrera, costurera para fábricas, vendedora de empanadas, besitos de coco, tortas, productos Avon…Su sueños: “su casa, sus hijos”.
En el barrio caraqueño se encontró con el grupo parroquial que la apoyó en su precariedad, la incluyó, le proporcionó pequeñas alternativas de trabajo, para ella se convirtió en oasis de esperanza, de fraternidad, de vivencia de fe: Yo me hallaba, así como en un rincón. Conocí a estas personas que me tendieron una mano y me invitaron a participar. De esta invitación surgió: La Primera Comunión de mis hijas (preparándolas yo en la catequesis familiar), también el ser miembro de la Unidad de Compra y el curso de Biblia”.
En esta comunidad se le renovó la vida, se le proyectó la esperanza: “Todo esto ha hecho una gran promoción en mi persona. De hecho, para mí un gran rescate de aprendizaje y el despertar de un nuevo día. El saber que somos una gran familia muy unida: en lo bueno y en lo malo –la falta de agua, el pésimo transporte, los atropellos que sufrimos cada día…bueno, si nace un niño es nuestra alegría y si le quitan el derecho a la vida a un hijo del barrio es nuestro dolor”
“Ahora estoy más segura, soy guía, me valoro, me necesitan” “…he sentido que Dios está más cerca de mí guiándome y dándome el don de la paciencia y el perdón…Pero nuestro Dios que es el Sabio más grande del mundo fue quien hizo la obra para bien de nuestra familia. Hoy siento que he cambiado, que puedo comprender a los demás”
Su casa se hace centro comunitario, casa de acogida para los menesterosos, los mala conducta, quien sea necesite de ella. Sede del grupo bíblico o un proyecto para el barrio, en todo caso, puertas abiertas para la fraternidad y la solidaridad. Así agarrada de la fe y la comunidad, la Lidia de los barrios de Caracas va pariendo la vida, potenciado la esperanza,  renovando la Iglesia, sembrando el amor.  

 

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20 oct 2015

LA CONQUISTA DEL CIELO

Cielo es un palabra de muchos significados: el espacio sideral, la atmosfera terrestre, la morada de Dios, de los ángeles, del alma… la persona que se ama (mi cielo).
En la experiencia de los santos como residencia de Dios, Cielo posee un matiz de: espacio de paz, libertad, amor, alegría, justicia humano-divina, armonía universal, felicidad plena, realización personal y colectiva, llegar a la plenitud humana… la santidad. Se interpreta con ello la escena del Apocalipsis 19,5-7; 21,4:

“En seguida se escuchó desde el trono una voz que decía: Alaben a nuestro Dios, todos sus servidores, todos los que honran a Dios, grandes y pequeños. Y se oyó un rumor como de una multitud inmensa, como de rugientes olas, como de violentos truenos. Clamaban: Aleluya. Ahora ha comenzado a reinar el Señor Dios, Dueño del universo. Alegrémonos y regocijémonos y demos gracias a Dios…enjugara toda lagrima de sus ojos y ya no existirá ni muerte, ni duelo, ni gemidos, ni penas…”. El Cielo entonces es reinado de Dios, canto, gozo, consolación, plenitud. Todo bien.

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Conquistar el Cielo con Teresa de Ávila, sería asumir la cruz o la abnegación evangélica, una vida de austeridad, servicio y solidaridad: “En la cruz está la gloria, Y el honor, Y en el padecer dolor, Vida y consuelo, Y el camino más seguro para el cielo”.

Teresita del Niño Jesús dirá: “quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la  tierra”. Para el Cura de Ars: “Los buenos cristianos que trabajan en salvar su alma están siempre felices y contentos; gozan por adelantado de la felicidad del cielo; serán felices toda la eternidad".  Santa Faustina Kowalska, dirá:

Hoy, en espíritu, estuve en el cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad que nos esperan después de la muerte. Vi cómo todas las criaturas dan incesantemente honor y gloria a Dios; vi lo grande que es la felicidad en Dios que se derrama sobre todas las criaturas, haciéndolas felices; y todo honor y gloria que las hizo felices vuelve a la Fuente y ella entran en la profundidad de Dios, contemplan la vida interior de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo…

Es decir, hablar de cielo es describir la alegría y felicidad, la plenitud, que se encuentra por la presencia de Dios, y que se vive en la fraternidad y solidaridad con los demás. Por eso quienes desde su espacio de vida, siguen a Jesús son alegres en la lucha, fuertes en la en la precariedad, hermanos en la necesidad. Es imprescindible la alegría, como un trazo de la presencia de Dios, la felicidad de hacer el bien.

El hombre conquista el Cielo cuando se encuentra con Cristo, cuando adora al Padre en la oración, cuando  construye la comunidad con su testimonio, cuando hace de nuestro planeta un espacio con mejor calidad de vida.

En fin Conquistar el Cielo son manos unidas ante las adversidades, ojos oteando el horizonte para construir nuevos sueños de felicidad, siempre con la fuerza de Dios.

 
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24 dic 2014

JACKSON ALEGRÍA


 
   La alegría es un regalo de Dios (Gal 5,22), que nace de un corazón que reposa y vive en él. Por eso la alegría representa la belleza de la vida, de los sentimientos, de los deseos, de las actitudes, la sensibilidad ante lo noble y autentico, la amistad. En cierto sentido la alegría hace de la vida una  poesía, por la inspiración, la pasión por la verdad, por el bien, el amor, la solidaridad, lo valeroso...la sencillez y des complicación.

   Jackson alegría es la historia de un joven especial, por su condición personal y preferido por Dios. Alegría cuando a sus 33 años muestra como expresión de satisfacción personal las planas de sus primeras letras y silabas, como un logro de su dedicación y entusiasmo. Tal vez su éxito inconmensurable, infinito...

   Como cualquier hombre que se apasiona por la mujer, entonces alguna de ellas le hace desvivirse, haciéndola en su imaginación su novia, quien le roba sus tiempos, sus pensamientos y motivaciones, suspiros; no tiene otra cosa de que hablar y en que pensar; con ella desea casarse. Sueño inmarcesible, en la lontananza…

   Con palabras entrecortadas de la niñez de 4 años, al saludarte, expresa: como tá tu? Y tu familia? Cómo tá tu salud? Es un deseo de bien, espontaneo, sincero, alegre, como la trascendencia del mismo Dios, en los que son como niños. Habla más un gesto que muchas palabras. Igual al despedirse, intermitentemente dice: chao,…pórtate bien!  Un deseo que te roba el alma y te expresa la ternura de Dios.

   Jackson alegría es también responsable, obediente y trabajador, servicial cuando se solicita de él un apoyo especial; se esmera. Su modo de ser refleja hacia sus amigos,  sonrisas por las continuas bromas hacia ellos, la alegría de la confianza, de la amistad y cariño, lo entrañable.

   Quien vive la alegría conquista las almas, porque ya ha conquistado a Dios, es una persona transparente y sensible, sencilla como flor del campo, bella con la belleza de Dios, y por eso abierta a la humanidad y a la naturaleza… Jackson alegría te regala sonrisas, bromas, gestos que invitan a vivir en armonía y paz, con el trasluz de Dios de tu vida!
                                                                
 

6 ago 2014

OFRENDAR LA VIDA, ESPERAR EN DIOS (Lc 21,1-4)


Estaba Jesús viendo como los ricos depositaban sus ofrendas en las arcas del templo. Vio también a una viuda muy necesitada que hecho allí dos monedas de poco valor.

Y dijo: les aseguro que esa viuda pobre ha hechado mas que todos los demás; porque esos han hechado de los que les sobra, mientras que ella ha hechado desde su pobreza todo lo que tenía para vivir.
 
 
 
Este pasaje bíblico es sencillo y sublime, como es la grandeza de Dios en la inocencia. Ofrece varios contrastes a primera vista: templo -  persona,  riqueza pobreza, hombres - viuda. Los ricos representan abundancia, la viuda penuria.

Los ricos dan lo que les sobra, su seguridad es la riqueza. La viuda pobre da lo que necesita para vivir, su seguridad es la providencia de Dios.  A una fe materialista se opone una fe de la confianza. Son los extremos de la vida, tan actuales como siempre: lo material y lo espiritual

Es un relato claro y Jesús es el maestro. Ellos solo han cumplido, Ella ha dado la vida. Permite   vislumbrar una sicología: los ricos la desconfianza, la autosuficiencia, el orgullo, tal vez esclavitud (materialismo), inseguridad; la viuda: entrega, desprendimiento, generosidad, libertad, convicción, se intuye solidaridad y fraternidad.

Los ricos desde su riqueza manipulan a Dios para conseguir seguridad. La viuda desde su pobreza se siente segura ante Dios porque ofrenda la vida. La conclusión es tajante: Dios opta por los pobres, porque  confían en su amor: “los ricos pasaran hambre, a los que buscan a Dios nada les faltara” (Sal 34,11)

La imagen de esta viuda pobre es la realidad de nuestras gentes de campo, barrio y ciudad,  quienes ofrendan la vida en solidaridad y fraternidad ante las necesidades de los demás, con la fuerza de la fe que les hace  dar, confiar y esperar en la gratuidad de Dios.


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OFRENDAR LA VIDA, ESPERAR EN DIOS (Lc 21,1-4)


Estaba Jesús viendo como los ricos depositaban sus ofrendas en las arcas del templo. Vio también a una viuda muy necesitada que hecho allí dos monedas de poco valor.

Y dijo: les aseguro que esa viuda pobre ha hechado mas que todos los demás; porque esos han hechado de los que les sobra, mientras que ella ha hechado desde su pobreza todo lo que tenía para vivir.

 
 
Este pasaje bíblico es sencillo y sublime, como es la grandeza de Dios en la inocencia. Ofrece varios contrastes a primera vista: templo -  persona,  riqueza pobreza, hombres - viuda. Los ricos representan abundancia, la viuda penuria.

Los ricos dan lo que les sobra, su seguridad es la riqueza. La viuda pobre da lo que necesita para vivir, su seguridad es la providencia de Dios.  A una fe materialista se opone una fe de la confianza. Son los extremos de la vida, tan actuales como siempre: lo material y lo espiritual

Es un relato claro y Jesús es el maestro. Ellos solo han cumplido, Ella ha dado la vida. Permite   vislumbrar una sicología: los ricos la desconfianza, la autosuficiencia, el orgullo, tal vez esclavitud (materialismo), inseguridad; la viuda: entrega, desprendimiento, generosidad, libertad, convicción, se intuye solidaridad y fraternidad.

Los ricos desde su riqueza manipulan a Dios para conseguir seguridad. La viuda desde su pobreza se siente segura ante Dios porque ofrenda la vida. La conclusión es tajante: Dios opta por los pobres, porque  confían en su amor: “los ricos pasaran hambre, a los que buscan a Dios nada les faltara” (Sal 34,11)

La imagen de esta viuda pobre es la realidad de nuestras gentes de campo, barrio y ciudad,  quienes ofrendan la vida en solidaridad y fraternidad ante las necesidades de los demás, con la fuerza de la fe que les hace  dar, confiar y esperar en la gratuidad de Dios.

 

 

2 jul 2014

LA VIDA DE DIOS

 
 
 
 
La Vida de Dios, esta afirmación suena discordante, incongruente; porque Dios es vida en sí mismo, es la vida por excelencia, sino, no fuera Dios. Por consecuencia toda vida se origina en Él, se conserva en Él y se renueva en Él. Él es por tanto el Dios de la Vida, quien proporciona real y verdadera vida a toda Vida. Se podría concluir que para desarrollar una autentica vida, se hace imprescindible la presencia de Dios. Estas afirmaciones son discutibles, pero las comparto desde la fe, desde el creyente.
Estoy convencido que la plenitud de la vida humana, es decir, “una vida en abundancia” (Jn. 10,10), es el desarrollo de la Vida de Dios, que se construye desde el alma, desde la interioridad; es la vida interior, la vida espiritual.
 
La familia de hoy necesita de este espacio de paz y sosiego, que renueve y revitalice su Vida ante la conflictividad de la sociedad. Este espacio armonioso, idealmente debe ser el hogar donde se reside y con quienes se convive.  Sin embargo la realidad de los hogares nos muestra, muchas veces, intensos conflictos familiares, divisiones, o el estrés del trabajo y el día a día, que no permite el disfrute de esta dimensión mística.
 
Sin saberlo buscamos recrear esta dimensión insondable en las temporadas vacacionales, cuando acudimos a la playa, montaña, salimos de nuestra ambiente común. El cultivo de la interioridad se consigue con la practica el crecimiento espiritual, con la meditación, la lectura, escuchar música, tiempos cortos en la playa y la montaña, el conocimiento a través de la filosofía, la religión, y otras. La vida espiritual es una redimensión de la vida de cada día, su práctica remoza la persona, quien se auto descubre y se reencuentra consigo mismo, renovando su sentido de vivir.
 
El paso de los años, la acumulación de experiencias significativas y las circunstancias de la vida, naturalmente provocan un cambio de etapas vividas, un cierre de ciclos, hacia otros espacios o dimensiones de la vida, dentro de los cuales la dimensión trascendente es la piedra angular, la base motora, por decir.  Pero, ¿qué efecto causa  la práctica de la vida espiritual en la persona?
Una primera acción de la vida del espíritu en las personas, muy determinante, es asumir como finalizadas las etapas dolorosas o frustrantes vividas, olvidarlas y sobre todo sanar sus raíces negativas  en el alma, en la psicología, en los recuerdos, en las motivaciones, en las emociones y demás. Esto es una real ganancia, porque el pasado queda atrás sin afecciones psicosomáticas; y más importante que todo, nos lleva a canalizar nuestras energías hacia otros horizontes más gratificantes.
La vida espiritual hace que tu vida sea plena: asumida, motivada, comprometida, ganadora,  llena  de paz y sosiego, de luz y armonía.  Crea en ti una sensibilidad profunda hacia los acontecimientos, la naturaleza y las personas; porque te hace penetrar en el sentido eminente de las mismas. Por eso hablar de vida espiritual, es hacerte consciente de la presencia de Dios en tu vida, como lo expresa contundentemente la Biblia: “en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,28).
La actividad que por excelencia nos lleva a esa conciencia-presencia de Dios en nuestra vida es la oración, entendida sencillamente, como diálogo de amigos; por eso necesita espacios de decir y espacios de silencio. La continua práctica produce llenura espiritual y sosiego, estabilidad emocional; por eso redimensiona la vida y las motivaciones.
Algunos párrafos de Teresa sobre la oración nos ayudan:
 
No es otra cosa oración…sino tratar de amistad, estando… muchas veces a solas con quien sabemos nos ama.
 
Para aprovechar mucho en este camino no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho.
 
No trabajes Tú de tenerme encerrado en ti, sino de encerrarte tú en Mí.
 
Quien a Dios tiene, nada le falta. ¡Solo Dios basta!
                                 

24 abr 2014

DE LA JUSTICIA DE CADA UNO SE CONSTRUYE LA PAZ PARA TODOS

En estos tiempos tan llenos de violencias por los conflictos bélicos, catástrofes en países y en zonas del planeta, la pobreza e injusticia social generalizadas en muchas naciones; se extraña la paz, se clama la paz, se busca la paz. Pero, ¿Qué es la paz?.

Paz viene de la palabra hebrea “shalom”, y significa el deseo que: “estés bien contigo mismo, estés bien con los demás, estés bien con Dios, estés bien con la naturaleza”. Podríamos resumirla en la armonía que hay en ti, porque tienes armonía con todo el universo y viceversa. Es decir, bienestar en su totalidad: personal y social, material y espiritual.

De este significado se puede concluir que una real paz es personal y social; y porque implica armonía y bienestar total se convierte en justicia social, entendida esta como equidad e igualdad. Sobre este tema dice Juan Pablo II[1] : La justicia camina con la paz y está en relación constante y dinámica con ella. La justicia y la paz tienden al bien de cada uno y de todos, por eso exigen orden y verdad. Cuando una se ve amenazada, ambas vacilan; cuando se ofende la justicia también se pone en peligro la paz”.  

La Biblia refuerza esta relación de la justicia y la paz: “el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua” (Is 32,17; 60,17; Sal 85,11; 72,3). Por eso se da una relación directa y proporcional entre la justicia social, la paz, la equidad e igualdad, y como consecuencia de ellas, la estabilidad y seguridad social.

Esta relación justicia – paz, tiene como fundamento los  derechos humanos, entendidos como los valores básicos que nacen con las personas y le dan su realización: derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad, a reunirse, a su identidad y nacionalidad, a residir y circular en un país, a un juicio justo, a no ser discriminado, a trabajar, a la salud, a la cultura, a la protección de la familia y la mujer embarazada, a la alimentación, al vestido y a la vivienda, a la educación, a un ambiente sano, a la autodeterminación de los pueblos, a la protección de la salud, seguridad e intereses económicos, a la información adecuada y veraz, a vivir en paz, al desarrollo humano, económico y social sostenible, otros más [2].
 
 
Es decir, desde nuestro ser cristiano, construir la paz significa por un lado la justicia personal, entendida esta como amor a Dios y al prójimo, el cual se realiza a través del bien común (los derechos humanos). Representa una virtud religiosa y un valor espiritual, connatural al ser humano. Si no se vive la paz, es difícil ser justo y viceversa. Esta afirmación  se ratifica cuando Pablo hablando en la carta a los Gálatas 5,22-23 expresa: “los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio”.

Otros textos bíblicos subrayan una paz cósmica (Os 2,20; Is 11) e histórica (Lv 26,6), un reino mesiánico de paz (Is 9,5), sin guerras (Is 2,2-4), por acción del Mesías (Mq 5,1-3). Tiene como culmen la paz del resucitado, que se ofrece como un regalo para sus discípulos: “les doy mi paz” (Jn 14,27; 20,19).
Es pues concluyente: DE LA JUSTICIA DE CADA UNO NACE LA PAZ DE TODOS.


 
 
 
 



[1] El título de esta reflexión está tomado del: Mensaje de su Santidad Juan Pablo II para la celebración de la XXXI Jornada Mundial de la Paz. 1 de enero de 1998. Les recomiendo leerlo.

[2] Ver: Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Declaración Universal de los Derechos Humanos.10 de diciembre de 1948.