20 oct 2015

LA CONQUISTA DEL CIELO

Cielo es un palabra de muchos significados: el espacio sideral, la atmosfera terrestre, la morada de Dios, de los ángeles, del alma… la persona que se ama (mi cielo).
En la experiencia de los santos como residencia de Dios, Cielo posee un matiz de: espacio de paz, libertad, amor, alegría, justicia humano-divina, armonía universal, felicidad plena, realización personal y colectiva, llegar a la plenitud humana… la santidad. Se interpreta con ello la escena del Apocalipsis 19,5-7; 21,4:

“En seguida se escuchó desde el trono una voz que decía: Alaben a nuestro Dios, todos sus servidores, todos los que honran a Dios, grandes y pequeños. Y se oyó un rumor como de una multitud inmensa, como de rugientes olas, como de violentos truenos. Clamaban: Aleluya. Ahora ha comenzado a reinar el Señor Dios, Dueño del universo. Alegrémonos y regocijémonos y demos gracias a Dios…enjugara toda lagrima de sus ojos y ya no existirá ni muerte, ni duelo, ni gemidos, ni penas…”. El Cielo entonces es reinado de Dios, canto, gozo, consolación, plenitud. Todo bien.

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Conquistar el Cielo con Teresa de Ávila, sería asumir la cruz o la abnegación evangélica, una vida de austeridad, servicio y solidaridad: “En la cruz está la gloria, Y el honor, Y en el padecer dolor, Vida y consuelo, Y el camino más seguro para el cielo”.

Teresita del Niño Jesús dirá: “quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la  tierra”. Para el Cura de Ars: “Los buenos cristianos que trabajan en salvar su alma están siempre felices y contentos; gozan por adelantado de la felicidad del cielo; serán felices toda la eternidad".  Santa Faustina Kowalska, dirá:

Hoy, en espíritu, estuve en el cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad que nos esperan después de la muerte. Vi cómo todas las criaturas dan incesantemente honor y gloria a Dios; vi lo grande que es la felicidad en Dios que se derrama sobre todas las criaturas, haciéndolas felices; y todo honor y gloria que las hizo felices vuelve a la Fuente y ella entran en la profundidad de Dios, contemplan la vida interior de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo…

Es decir, hablar de cielo es describir la alegría y felicidad, la plenitud, que se encuentra por la presencia de Dios, y que se vive en la fraternidad y solidaridad con los demás. Por eso quienes desde su espacio de vida, siguen a Jesús son alegres en la lucha, fuertes en la en la precariedad, hermanos en la necesidad. Es imprescindible la alegría, como un trazo de la presencia de Dios, la felicidad de hacer el bien.

El hombre conquista el Cielo cuando se encuentra con Cristo, cuando adora al Padre en la oración, cuando  construye la comunidad con su testimonio, cuando hace de nuestro planeta un espacio con mejor calidad de vida.

En fin Conquistar el Cielo son manos unidas ante las adversidades, ojos oteando el horizonte para construir nuevos sueños de felicidad, siempre con la fuerza de Dios.

 
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